Mi Noviembre de Kate

Ays... Con cuántas ganas esperaba yo El noviembre de Kate, de Mónica Gutiérrez, este verano. A mediados de julio llegó un paquete de la librería pero se me prohibió abrirlo hasta el día D. Yo lo miraba de reojo cada vez que entraba y salía de casa porque seguía en el mueble de la entrada pensando en lo crueles que son algunas personas, cómo se nota que no adoran los libros como nosotros, ¿verdad?

Días después, feliz de la vida y de viaje en Pirineos, mandaba yo esta foto por Twitter.


Aquellas montañas son maravillosas, los paseos, la gastronomía, las personas que vas conociendo... Todo muy bonito, pero ahí me tenías a mí deseando regresar a la casa al atardecer para sentarme bajo los robles a leer.

Como podéis imaginar, me duró un suspiro. Es curioso que un libro que en la primera página ya te dice más o menos cómo va a terminar consiga que te pongas un poco triste (incluso un poco de mala leche, lo reconozco) conforme vas viendo que te quedas sin páginas para seguir disfrutando.

Siguiendo mi costumbre de contar cómo me hacen sentir los libros sin reseñarlos, os cuento que me desconcertó un pelín el inicio. ¿Quién es ese Pierre que nos habla y por qué quiere contarnos cómo se conocieron Kate y Don? ¿Por qué me cuenta ya cómo son los personajes? Y encima, pasas la página y te encuentras con un Fragmento de la memorias de Willian Dorner, ¿y este quién es? En apenas treinta líneas repartidas en tres páginas, la autora te introduce temática, personajes, psicología de los personajes, tono; como ya he dicho, sabes desde el principio qué va a ocurrir y entre quién pero te engancha el cómo pasará, la forma de narrar y Kate. Mi Kate. Nuestra Kate, porque a estas alturas ya es la Kate de mucha gente, enamorados nos ha dejado a todos. Si el primer capítulo lo hubiera narrado Don no hubiera funcionado igual de bien, por muy interesante que sea Don, que lo es.

Y es que Kate es... deliciosa. Es como un pedazo de carrot cake. Y lo mejor de ella es que no lo sabe. Es etérea aunque carga con mucho peso encima. Es insegura para algunas cosas pero pisa fuerte. En fin, está llena de contradicciones. Ahora que escribo esto me está recordando al personaje Annie Hall. ¿Os acordáis de Diane Keaton en esa película de Woody Allen? He de reconocer que es una de mis películas favoritas y que estoy enamoradísima de la interpretación de Keaton, el personaje que crea es maravilloso. La volví a ver la semana pasada y después leí un poco sobre ella por la red y comprendí por qué me resulta un personaje tan auténtico pese a todas sus rarezas y excentricidades. Leí que el personaje y la historia está basada en la propia Diane y en la relación que terminaba entonces con Allen; Annie es Diane en un alto porcentaje. Annie Hall es insegura, muy insegura, y sin embargo eso no le impide ser ella cien por cien, con todas sus rarezas y manías; se come con patatas su nerviosismo y su inseguridad y es ella misma. Y Kate se parece un poco a Annie en eso. Y me encantan las dos.
Este es mi fondo de pantalla en el ordenador

Pero no solo de Kate vive el libro. Los escenarios que crea Mónica, como la emisora de radio en la que la protagonista comenzará a colaborar, el bar escondido, o el jardín de su edificio, son lugares que te gustaría que existieran de verdad para poder visitarlos. Sobre todo, a mí me encantaría poder sentarme en ese jardín con una mantita y una gran taza de té caliente para releer la historia de Kate y Don. Aunque tampoco estaría mal tomar un vermut en el bar escondido mientras leo en el iPad las reseñas que nos regala Mónica en su blog Serendipia.

Y, ya para terminar, de verdad, en serio os lo digo, no hay nada como las novelas de esta autora para alegrar el día más gris, os lo contaba ya en esta otra entrada sobre su novela anterior, Un hotel en ninguna parteAquí las tenéis todas.




Comentarios

  1. ¡Qué a gusto me he sentido leyendo estas líneas! Y es que sabes trasmitir muy bien las sensaciones que te han acompañado a medida que has ido avanzando en esta historia. Ya me conoces, sabes que en mis novelas no pasa gran cosa, que sabemos que el chico y la chica querarán juntos (no podría ser un final feliz de otra manera), pero me encanta que aún así me acompañes capítulo a capítulo y te enamores de Kate, la chica del pelo flotante, las bufandas de colores y los zapatos de bruja. Me encanta que te recuerde a Annie Hall porque ese personaje es espléndido, por su inseguridad y sus excentricidades, por su autenticidad.
    Y nada, que mil gracias por volverte a asomar a mis historias y disfrutar con ellas.
    Un besazo enorme.
    P.D.: ¡Qué crueldad! ¿De verdad te estuvieron haciendo esperar días para abrir un paquete con libros?

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    1. Gracias por pasarte a leer mis locuras sobre tus novelas, es todo un honor ;-)
      Y sí, mucha crueldad hay por aquí por mi casa, fueron varios días los que me tuvo mi chico esperando, pero supongo que así saboreas aún más las cosas cuando llegan, o esa debía de ser su idea, jajaja.
      Un abrazo!!

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  2. Es que la chica sabe lo que hace y luego, además, tiene una sensiblidad única.

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  3. ¡Qué bien has sabido captar el espíritu de Kate, tan etérea y tan real! Y me encanta que hayas leído la novela en un lugar precioso. Cada vez que pienses en ella, te vendrán a la mente las montañas y los paseos ¡Qué montón de lujos juntos!
    También Annie Hall es de mis películas preferidas y, cuando luego veo a Diane Keaton en otra de sus películas, me da que conserva mucho de Annie.

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    1. ¡Hola, Isabel! A mí de Diane Keaton me encanta su autenticidad. Habrá quien diga que es mala actriz porque los personajes que interpreta son siempre parecidos, pero a mí me encanta y siempre me inspira.
      Un abrazo y gracias por pasarte.

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