tag:blogger.com,1999:blog-16772693543797178712024-03-13T21:51:57.195+01:00Pasos literariosJunto letras mientras viajo. Y leo, leo mucho.
Acumulo páginas y kilómetros para después contarlo.Carmen Flordelíshttp://www.blogger.com/profile/05041186964217592004noreply@blogger.comBlogger5125tag:blogger.com,1999:blog-1677269354379717871.post-71850887389105214742018-03-14T09:37:00.000+01:002020-02-18T17:51:58.771+01:00Abandonar Berta Isla por Eva: duelo de recursos narrativos<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>No sorprendo a nadie a estas alturas si declaro mi amor por las letras de Pérez-Reverte. No voy a decir que soy una incondicional, porque si algo no me gusta, lo dejo, lo abandono, sin remordimientos. Y, casi, ninguna vez miro atrás. Así que el hecho de dejar de lado otra novela para coger Eva por delante no tiene nada que ver con su autor.</b></span><br />
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Porque si toca ser sincera, y toca, Eva también fue abandonada en su momento con menos de cien páginas leídas. Espera, no te embrolles, ahora te lo explico todo.</b></span><br />
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Berta Isla, de Javier Marías, y Eva, de Arturo Pérez-Reverte, fueron mi regalo de cumpleaños en enero. Dos libros a los que tenía muchas ganas. Tantas que llené mis redes sociales con sus fotos con filtro y todo para intentar captar un poco de la felicidad que me daba tenerlos en las manos por fin. Una de las publicaciones de <a href="https://www.instagram.com/carmenflordelis/" target="_blank">Instagram</a> tenía un texto que lo decía todo: Pito-pito, gorgorito. No sabía cuál de los dos leer primero.</b></span><br />
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQY-eVT5gYl39ZLBVo4mhuvV4zirwSFiBD34r8NRUeZNZwwqlDeWy1zFligKuSQ386LR6jN3sQ7PCDqxvkuVYSIjiGeebsX0RSQAMfQbSECr4PX0bzlSeUn5gmPPDEilb1Z9Kx_xzfXN0/s1600/IMG_1288.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><img alt="Abandonar Berta Isla por Eva: duelo de recursos narrativos" border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQY-eVT5gYl39ZLBVo4mhuvV4zirwSFiBD34r8NRUeZNZwwqlDeWy1zFligKuSQ386LR6jN3sQ7PCDqxvkuVYSIjiGeebsX0RSQAMfQbSECr4PX0bzlSeUn5gmPPDEilb1Z9Kx_xzfXN0/s320/IMG_1288.JPG" title="Abandonar Berta Isla por Eva: duelo de recursos narrativos" width="320" /></b></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: x-small;">Aquí aún no sabía por cuál comenzar</span></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b></b></span><br />
<a name='more'></a><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Abro un inciso para confesar que me bloqueo cuando la pila de libros pendientes abulta demasiado. Es lo que me pasó el mes pasado después de asaltar varias tiendas de segunda mano y volver a casa con una docena más de libros de golpe. No sabía cuál leer, no me apetecía ninguno y a la vez quería empezarlos todos... un desastre.</b></span><br />
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>La cuestión es que comencé a leer Eva y no me enganchó. Falcó me había gustado tanto que lo cogí con muchas ganas pero el estilo frío, tan apropiado al personaje y a la historia, esta vez a mí me dejaba fuera de la trama, no me enganchaba, no me decía "Ven y sumérgete aquí un rato". Así que lo abandoné por Berta Isla, que está repleto de subjetividad, que era lo que me apetecía a mí.</b></span><br />
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Leí más de doscientas páginas a pequeños sorbos, los grandes atracones lectores los pasé con novelas de Agatha Christie. Como ves, nada que ver entre un autor y el otro pero no siempre te apetece leer lo mismo. La historia de Marías me parece muy interesante. De verdad que tengo ganas de saber qué les sucede a sus protagonistas y, sobre todo, quiero disfrutar de la prosa con la que esas historias (más veces paralelas que convergentes) están trenzadas. Adoro su forma de construir las frases, lo reconozco. Pero no soporto sus diálogos internos de dos páginas.</b></span><br />
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlQoIxhQj-Fw3bgo4T_hFzDc1Bv5sUBM2pGBbsXWKzYyvduPzJxhvdB4Sfo4Wbby5kmMK0J-UuW1ic3soUrt2ybrFyshp-m6aPW12K3HtMBzlM4S7zsVpIy7VMNeyhAy0EtAg6NFomisA/s1600/IMG_1357.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><img alt="Abandonar Berta Isla por Eva: duelo de recursos narrativos" border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1080" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlQoIxhQj-Fw3bgo4T_hFzDc1Bv5sUBM2pGBbsXWKzYyvduPzJxhvdB4Sfo4Wbby5kmMK0J-UuW1ic3soUrt2ybrFyshp-m6aPW12K3HtMBzlM4S7zsVpIy7VMNeyhAy0EtAg6NFomisA/s320/IMG_1357.JPG" title="Abandonar Berta Isla por Eva: duelo de recursos narrativos" width="320" /></b></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: x-small;">Comencé a leer Berta Isla en la mejor compañía</span></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Como escritora el diálogo interior es una de las herramientas que más me gusta utilizar ya sea con un narrador en primera persona o con un omnisciente bestial. Disfruto intercalando pensamientos, regañinas a uno mismo, sentimientos y formas de ver el mundo o la situación en que mis personajes están inmersos en ese momento. Pero no soporto que en mitad de un diálogo con otro personaje, mientras éste espera una respuesta, el protagonista tenga un monólogo interno que dure diez minutos.</b></span><br />
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Mira que he intentado pasar eso por alto. Si una persona está sola, las conversaciones con el duendecillo de su cabeza pueden durar horas (yo tengo unas muy interesantes y largas a todas horas), pero eso no es creíble en mitad de una conversación. Por no hablar del lenguaje, de las frases y palabras utilizadas. Por mucho estudios elevadísimos que uno tenga, por muy repipi que uno sea, de verdad, cuando está charlando con uno mismo no utiliza ese lenguaje.</b></span><br />
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Obviamente, esa es tan sólo mi opinión como lectora. Ni siquiera tengo en cuenta mi opinión como escritora porque soy muy nueva en esto y me faltan años para llegar a rozar la sombra de la suela del zapato de Marías (seguramente ni lo consiga). Pero como lectora, lo siento, no me creo lo que me está contando por la forma de contármelo; me saca de la historia una página sí, otra no.</b></span><br />
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM12zV6hWwlp0DrAD9V5UtKodgTWCDKE97KYj-p_tG647VTlLgA9YJSUgA0OnR52vmprwDGYbNGjQwJ1VdakLWO7wWE-LK7JoVvugCH4aapO7bK0qhvc6Qa0kWM_RLBM8U9zj7PlCrTFc/s1600/IMG_1721.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><img alt="Abandonar Berta Isla por Eva: duelo de recursos narrativos" border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM12zV6hWwlp0DrAD9V5UtKodgTWCDKE97KYj-p_tG647VTlLgA9YJSUgA0OnR52vmprwDGYbNGjQwJ1VdakLWO7wWE-LK7JoVvugCH4aapO7bK0qhvc6Qa0kWM_RLBM8U9zj7PlCrTFc/s320/IMG_1721.JPG" title="Abandonar Berta Isla por Eva: duelo de recursos narrativos" width="320" /></b></span></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: x-small;">Es Eva camuflada en plena misión</span></td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Por eso he vuelto a Eva, porque no quería pasar al siguiente en la lista de pendientes, no quería dejar otro a medio leer. Y ahora sí, me ha enganchado. En este momento, con este estado anímico, o quizá sea para desempalagar después de la otra novela, la continuación de Falcó me devuelve como lectora al género de espías aventureros al que me aficioné de muy joven con las novelas de Ken Follet (antes de que le diera por las macronovelas históricas).</b></span><br />
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>No me gusta hablar mal de ninguna novela. Mi premisa siempre ha sido hablar de lo que me gusta y punto. Esta vez me salto mis normas tratando de ser sincera. Sé que poca gente va a estar de acuerdo conmigo, Berta Isla ha recibido las mejores críticas del mundo y su autor es de lo mejor que tiene este país. Soy consciente de que el problema será mío, puede que no haya llegado a entender su forma de utilizar ese recurso narrativo, contemplo esa posibilidad como la más probable.</b></span><br />
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Espero volver a ella en otro momento y ver mi error y disfrutarla más porque, de verdad, odio abandonar un libro y más cuando la historia en sí me gusta tanto.</b></span>Carmen Flordelíshttp://www.blogger.com/profile/05041186964217592004noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1677269354379717871.post-14736003171885198972018-02-14T11:30:00.000+01:002020-02-18T17:50:04.252+01:00Cotilleo la vida de Virginia Woolf<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjogwiDghPZEMMMELRZqC0wMDnCpxeiKAXJu9tpgSry7EIs_OEmnlF2r5bnjrxJ-a_MyPY8NNdGNJFWhpfyJnUTdfyQuE8FL4h4N0ttXXkhAf7QI66xT7DhdHb9DBXXK-Ji30EjpOUNJC8/s1600/IMG_1246+2.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1600" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjogwiDghPZEMMMELRZqC0wMDnCpxeiKAXJu9tpgSry7EIs_OEmnlF2r5bnjrxJ-a_MyPY8NNdGNJFWhpfyJnUTdfyQuE8FL4h4N0ttXXkhAf7QI66xT7DhdHb9DBXXK-Ji30EjpOUNJC8/s400/IMG_1246+2.JPG" width="400" /></a></div>
<br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>No sé si es la edad o si siempre he sido así y no me daba cuenta, el caso es que desde hace unos años me encanta leer diarios, cartas, confesiones y demás de escritores y, lo más curioso es que no tienen por qué ser escritores de los que me guste leer su obra. Me explico un poco: últimamente cotilleo la vida de Virginia Woolf sin miramientos.</b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>Antes de Virginia, me dio por la correspondencia de Julio Cortázar, del que sólo he leído<i> Rayuela</i>, y tampoco entera, aunque me dio por perseguir una edición un tanto antigua y muy esquiva por todas las ferias de libros de ocasión y librerías de viejo que me encontraba. Algún día me tendré que hacer mirar esa obsesión mía por esa edición. Fui parada por parada, tanto en Madrid como en Valencia, enseñando una foto del libro deseado sin conseguirlo. No os cuento la carita con la que muchos me miraban... creo que más de uno se reconoció en mi locura.</b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>Otra forma de cotilleo en vida ajena es leer el <i>Mientras leo</i> de Stephen King, o <i>De qué hablo cuando hablo de escribir</i>, de Murakami, aunque en ese caso no estoy profanando la confianza que una persona depositó en sus páginas blancas y que después salieron a la luz tras su muerte.</b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>De todos modos, por mucho que estos últimos desnuden su alma sabedores de que vamos a ser legión los lectores, no deja de ser cotilleo. ¿Por qué encontramos los enamorados de las letras tanto placer en leer las confesiones íntimas de los grandes escritores?</b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>Pero yo he venido aquí a hablar de <i>El diario de Virginia Woolf Vol. 1 (1915-1919)</i>, editado hace unos pocos meses por Tres Hermanas. A hablar del libro y de mi particular visión sobre él. No soy una experta en la autora, de la que sólo he leído <i>Una habitación propia</i> y <i>Orlando</i>, ni en la literatura de la época... ni siquiera soy una experta en literatura en general. Tan sólo soy una lectora empedernida y una escritora que hace lo que puede.</b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>El libro es una pequeña maravilla, o no tan pequeña porque estamos hablando de 613 páginas. ¿Sabéis cuántos meses hacía que no lamentaba tanto ver cómo, poco a poco, iban menguando las páginas que restaban? La cubierta es una delicia y el papel es tan suave, con un tono color crema tan cálido... </b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>Si vamos a lo importante, al diario de Virginia en sí, tengo que reconocer que al principio me desconcertó con sus frases cortas, tan cortas que me resultaban crípticas. Las entradas diarias ocupaban apenas una página y yo quería saber más de ella, no de las cuitas de sus amigos y conocidos, de los que igual era una crítica mordaz que la mejor de las consejeras.</b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinK-j1-nozRtJLhRLOWdNP9s3g3T88_rhzbNm-ekzfXvoUNg-6dtRGqLSqxTDMgCa-E96qMsxKCneBXqjN9bWYrpGtXq4ZiF7YUXYZKHBVmkVuQ7vemnC6TVsOwTuX7IatR_bKjD7V7tQ/s1600/IMG_1315.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinK-j1-nozRtJLhRLOWdNP9s3g3T88_rhzbNm-ekzfXvoUNg-6dtRGqLSqxTDMgCa-E96qMsxKCneBXqjN9bWYrpGtXq4ZiF7YUXYZKHBVmkVuQ7vemnC6TVsOwTuX7IatR_bKjD7V7tQ/s400/IMG_1315.JPG" width="300" /></b></span></a></div>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>El diario comienza el viernes 1 de enero de 2015 y una de mis frases preferidas aparece el día 5 cuando cita a su hermana Vanessa que, quejándose del servicio, le dice que <i>la limpieza es un fetiche que no merece adoración. </i>Creo que encontré a mi alma gemela en ese párrafo.</b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>Es extraño leer de su mano cómo era vivir en Londres y alrededores durante la Primera Guerra Mundial. El pánico por los bombardeos, las estrecheces por los racionamientos, las pérdidas de conocidos y amigos... nada parece perturbar a Virginia, como si dejar que esas cosas afectaran a uno fuera cosa de gente con poca clase, o poco seso. Habrá quien piense que era una snob, una pretenciosa, una señorita de familia bien que en su juventud había jugado a ser hippie (lo que después sería serlo) con sus otros amigos también de familia bien. Pero Virginia era, simplemente, Virginia.</b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>Adoro el tándem que forma con su marido, Leonard. Son, o parecen ser, o debería ser si pensamos que un diario debe de ser sincero aunque sus editores advierten que la sinceridad no era su fuerte, un mecanismo bien engrasado. Cada uno con su vida social, con sus reuniones, con sus cenas, amigos e intereses privados además de todo cuanto emprendían en común, como su pequeña <i>Hogarth Press</i>.</b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>Imagino a Leonard como un compañero fiel, respetuoso con la personalidad tan frágil y tan fuerte al mismo tiempo de su mujer. Puedo verle sentado frente a ella en la mesa durante algunas de las pocas cenas a solas que disfrutaban (¿cómo soportaban tener tantas visitas?), escuchando sus maliciosos comentarios sobre uno y otro amigo, sus profundos exámenes sobre la prosa de aquel otro, o quejándose del montón de libros por reseñar.</b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>Porque esa es otra, ¿cómo podía reseñar, con la calidad y agudeza que se esperaba de ella, varios libros cada semana? Además, también escribía extensos artículos, montaba páginas para imprimirlas junto a su marido... y escribía.</b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMpIn5PsyDqoshVphMpQnuEG2f4G6QIEURP8TtNEgApiA0If3G9vXEL_tvNT_s1Vp-eTiAey3oGgr2JksrNd_ehQ-yT1OzAGhRIW2Xb4-DbkfhXgkAXhqLqy3Y2yq63Us2ZAMJq408p78/s1600/IMG_1279.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1600" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMpIn5PsyDqoshVphMpQnuEG2f4G6QIEURP8TtNEgApiA0If3G9vXEL_tvNT_s1Vp-eTiAey3oGgr2JksrNd_ehQ-yT1OzAGhRIW2Xb4-DbkfhXgkAXhqLqy3Y2yq63Us2ZAMJq408p78/s400/IMG_1279.JPG" width="400" /></b></span></a></div>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>La Virginia escritora apenas asoma en este primer volumen. Aunque su prosa en el propio diario evoluciona y sus frases se vuelven más poéticas, más largas, más embelesadoras. Se nota que disfruta con el hábito de escribir su diario y alarga el tiempo que le dedica. Hay que estudiar con detenimiento sus descripciones, tan peculiares. Es preciso pararse a disfrutar con las imágenes que crea en la mente del lector que las paladea. Definitivamente, a quien sus novelas no resulten atractivas debería perderse en sus diarios para aprender a decir aquello no tan obvio pero mil veces más importante; hay una gran lección de escritura casi en cada página. </b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>Habla muy poco de las novelas que va escribiendo y publicando durante esos años. No disimula su nerviosismo tras la publicación de <i>Noche y día</i>, cree que va a ser un fracaso, que no van a pedir más ejemplares, hasta que empiezan a llegar las reseñas positivas y aumentan los ejemplares solicitados, y en Norteamérica se interesan por su obra. Ahí Virginia resplandece. Todo les va bien en esa época, Leonard triunfa allá por donde pasa, <i>Hogarth Press</i> va cogiendo carrerilla, se compran una casa en el campo.</b></span><br />
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: large;"><b>Es un contraste puro entre la mujer aquejada de crisis de locura, fuera eso lo que fuera, que apenas podía salir de la cama durante semanas, y la mujer de piernas fuertes como sus ideas, la que hacía kilómetros paseando a pie o en bicicleta. La que caminaba medio Londres al encuentro de sus amigos tras una visita a la biblioteca. ¿Cómo lo hacían ella y su marido para encontrarse sin teléfonos móviles después de haber pasado el día entero de acá para allá cada uno por su cuenta? Me recuerdan un poco a Oliveira y la Maga, de <i>Rayuela</i>, que no quedaban porque eso era de gente normal, pero caminaban para encontrarse.</b></span><br />
<br />
<br />
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<br />Carmen Flordelíshttp://www.blogger.com/profile/05041186964217592004noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1677269354379717871.post-82489647448700526792016-11-16T09:59:00.001+01:002020-02-18T17:50:04.463+01:00Falcó versus Mejías. O de cómo crear dos protagonistas inolvidables<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Se me ha pasado por la cabeza la locuela idea de hablar de cómo debe ser un protagonista de novela policíaca comparando a dos personajes carismáticos que andan estos días en las mesas de novedades.</b></span></div>
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNvv3XS9UrK8ocNmwVBWRAVePbRaLNptLT2wfNhyZMwdWWjQD2ofHy_VCqAJlG4q8KDaISXaV466rHbOaW-MaQn0dEJE-MQkmVtXAWDGuWm6v183wxyTS_MBnGKz2i7H5cXmOxLCjzOso/s1600/El+jardi%25CC%2581n+de+carto%25CC%2581n_protagonistas.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNvv3XS9UrK8ocNmwVBWRAVePbRaLNptLT2wfNhyZMwdWWjQD2ofHy_VCqAJlG4q8KDaISXaV466rHbOaW-MaQn0dEJE-MQkmVtXAWDGuWm6v183wxyTS_MBnGKz2i7H5cXmOxLCjzOso/s320/El+jardi%25CC%2581n+de+carto%25CC%2581n_protagonistas.jpg" width="213" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: xx-small;">Imagen de Casa del Libro</span></td></tr>
</tbody></table>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8R2hcXlt96MDeUEBYxqrqx8dwvEQFwgt3ZYKWhz6ZBKC6SMV_x2LXt-3hcRaFszsWORJBlvmjMiB4Ddh3Cx_NqsuAGY5ESMAzrs2L-GjpScmgHXZ5Hxijqn-J63jAJw7Th6JI5xwPGwc/s1600/Falco%25CC%2581.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8R2hcXlt96MDeUEBYxqrqx8dwvEQFwgt3ZYKWhz6ZBKC6SMV_x2LXt-3hcRaFszsWORJBlvmjMiB4Ddh3Cx_NqsuAGY5ESMAzrs2L-GjpScmgHXZ5Hxijqn-J63jAJw7Th6JI5xwPGwc/s320/Falco%25CC%2581.jpg" width="198" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: xx-small;">Imagen de Casa del Libro</span></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Hace dos semanas hablé sobre mis lecturas del mes de octubre. En <a href="http://pasosliterarios.blogspot.com.es/2016/11/diario-de-lecturas-de-octubre.html" target="_blank">esa entrada</a> ya me explayé a gusto sobre lo mucho que me había gustado la última novela de Pérez-Reverte. En cuanto terminé <a href="http://bit.ly/2f5IbgK" target="_blank">Falcó</a>, cogí con ansia otra novela a la que le tenía muchas ganas. <a href="http://bit.ly/2gbXjg3" target="_blank">El jardín de cartón</a> es la segunda novela donde Santiago Álvarez recrea las andanzas de su detective privado Vicente Mejías. Hablaré con más detenimiento de ella en el resumen del mes de noviembre, pero creo que debo dar unas pinceladas para que nos situemos.</b></span></div>
<br />
<div style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace; font-size: x-large; font-weight: bold; text-align: justify;">
<a name='more'></a></div>
<div style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace; font-weight: bold; text-align: justify;">
<b><span style="font-size: large;"><a href="http://bit.ly/2gbXjg3" target="_blank">El jardín de cartón</a> sigue a <a href="http://bit.ly/2gbTR5f" target="_blank">La ciudad de la memoria</a>. Las dos transcurren en la ciudad de Valencia en su mayor parte. Como protagonistas de las dos, y espero que de muchas más, tenemos al detective Mejías y a su ayudante Berta. De Berta no voy a ocuparme, aunque es un personaje sorprendente, porque no es el objeto de esta entrada, pero ya digo que merece una sólo para ella. El autor de estas trepidantes novelas policíacas es Santiago Álvarez, una de las personas más fascinantes que he conocido en los últimos meses. Acudí a un mini-taller de novela policíaca que impartía, me crucé con él en la Feria del Libro, y acudí toda emocionada a la presentación de esta última novela. Ya lo puse por redes sociales, porque aluciné, y ahora me repito, pero es que la presentación tuvo de todo, incluso tocó la guitarra y cantó... Ayss, que me voy del tema.</span></b></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>La cuestión es que sus dos personajes protagonistas, Vicente Mejías y Lorenzo Falcó se parecen en muchas cosas, aunque algunas estén un poco ocultas. Son casi, protagonistas de manual, en el mejor sentido de la expresión, porque incluso los tópicos están utilizados a propósito y con mucha inteligencia.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Para empezar, aunque no tenemos una imagen de Mejías, sabemos al leer las novelas que bien podría ir vestido como Falcó en la cubierta: a lo Bogart. Es más, su pobre gabardina pasa las de Caín en esta segunda entrega. Falcó viste a la última moda de su tiempo, los años 30, con una elegancia exquisita y un montón de detalles caros. Se junta una buena cuna y una profesión de riesgo bien pagada. Mejías no tiene tanta suerte, viste a lo Bogart y su despacho destila amor por la mejor época del cine negro americano, porque ha hecho de esa excentricidad una forma de sobrevivir. Cada cual se refugia, se sumerge, en lo que puede para salir adelante cuando la realidad que le rodea le supera y le asquea a partes iguales. Ya desde la primera novela intuimos que algo muy duro le ha pasado a nuestro detective.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;">Dirigió un último vistazo en torno, cogió el abrigo, la bufanda blanca y el sombrero flexible negro, y apagó la luz antes de salir de la habitación. Mientras caminaba por el pasillo, el recuerdo placentero de que la Browning 1910 había sido el modelo de arma utilizada por el serbio Gavrilo Princip para asesinar al archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, desencadenando la Primera Guerra Mundial, le arrancó una sonrisa cruel. Además de la ropa cara, los cigarrillos ingleses, los objetos de plata y cuero, los analgésicos para el dolor de cabeza, la vida incierta y las mujeres hermosas, a Lorenzo Falcó le gustaban las cosas salpimentadas con detalles. Con solera.</span> </span></blockquote>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>En cuanto a la forma de presentarnos a los personajes, los autores han optado por fórmulas diferentes. De Falcó sabemos su pasado, el cómo ha llegado a trabajar como espía del bando nacional, conocemos hasta sus gamberradas de juventud. Obviamente, se ve muy claro que en próximas novelas iremos descubriendo mucho más sobre él, otras aventuras pasadas que saldrán a colación y demás. De Mejías, apenas sabemos nada. Se ha colocado una armadura en forma de gabardina y poco podemos entrever entre los desgarrones. Además, mientras Falcó tiene "amigos" con los que habla y, gracias a ello, sabemos gran parte de lo que piensa o siente, Mejías apenas charla con su camarero favorito y poco más, y no habla de sí mismo, como si temiera que se le desabrocharan las protecciones.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Los dos se venden al mejor postor, viven de ello, pero a los dos les gusta mantener la ilusión (porque muchas veces no es más que una ilusión creer que somos independientes de algún modo) de que a ellos no les compra nadie si ellos no quieren. En el fondo tienen que hacer lo que tienen que hacer para sobrevivir, porque sus vidas son así, porque no conocen otra forma de vivir ni quieren buscarla. Pese a ello, y aunque parezca a veces algo imposible, los dos tienen sus principios, sus lealtades. Tal vez Santiago Álvarez juegue más con los dilemas internos de su protagonista. Tal vez por eso se le coja tanto cariño a Mejías. Falcó es más duro, tiene las cosas más claras, su interior y su pasado no le duelen como a Mejías.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Falcó es duro, es calculador, es inteligente, seductor, es un hombre que cumple órdenes aunque duelan pero que se salta a quien sea por ser leal a quien, de alguna manera, lo ha sido con él o a quien admira por su temple. Mejías aguanta palizas como el que más pero no es duro por más que quiera. No es seductor, cumple órdenes si le da la gana, nunca sabes por dónde te va a salir. Es inteligente pero tiene un batiburrillo mental de tres pares de narices. Por ejemplo, su ayudante, Berta, es lo mejor que le ha pasado en mucho tiempo pero es incapaz de ser amable con ella aunque sabemos que se le cae la baba con las cualidades de la chica.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;">Sabía cómo actuar: se miraría frente al espejo, asumiría el aspecto vagamente rastrero de su indumentaria y armaría la misma sonrisa que estrellaba contra el mundo cada puto día. Pondría a Berta en su sitio, se burlaría de su ropa, atajaría cada argumento de la muchacha, que ya se iban conociendo, y dejaría que creyese que su jefe era un canalla sin corazón, un capullo que se movía exclusivamente por lealtad a sí mismo.</span></blockquote>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>En resumen, ¿qué saco en claro de todo esto a la hora de crear mis propios protagonistas?</b></span></div>
<br />
<ul>
<li style="text-align: justify;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Debo caracterizarles con indumentaria o detalles concretos que reflejen 100 % su personalidad, su profesión, su modo de vida. Tres, cuatro detalles, como Indiana Jones con el sombrero y el látigo y su sonrisa de medio lado.</b></span></li>
<li style="text-align: justify;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Deben tener un pasado, marcas buenas y malas, cicatrices en el alma. Deben ser como son por algo, aunque no lo cuenten de forma explícita.</b></span></li>
<li style="text-align: justify;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Debo darles la oportunidad de pensar sólo en sí mismos, de ser egoístas, errar y redimirse si quieren.</b></span></li>
<li style="text-align: justify;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Debo regalarles personajes secundarios y antagonistas a su altura, que saquen de ellos lo mejor y lo peor.</b></span></li>
<li style="text-align: justify;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Y la última y, tal vez, la más importante: debo enseñarles a pelear estilo ninja para que no terminen con tantas costillas rotas como esos dos de los que hemos hablado 😎</b></span></li>
</ul>
Carmen Flordelíshttp://www.blogger.com/profile/05041186964217592004noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1677269354379717871.post-5052812969480477492016-10-04T10:23:00.000+02:002020-02-18T17:50:04.357+01:00Mi Noviembre de Kate<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;">Ays... Con cuántas ganas esperaba yo <i>El noviembre de Kate, </i>de Mónica Gutiérrez, este verano. A mediados de julio llegó un paquete de la librería pero se me prohibió abrirlo hasta el día D. Yo lo miraba de reojo cada vez que entraba y salía de casa porque seguía en el mueble de la entrada pensando en lo crueles que son algunas personas, cómo se nota que no adoran los libros como nosotros, ¿verdad?</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;">Días después, feliz de la vida y de viaje en Pirineos, mandaba yo esta foto por Twitter.</span></b></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkhtigL-74d7j3zMUY-g-3BXfkwFmhIjyUN8v4h4hCpMooJ_u80EMqic7Hfk8pIRNv7VC6ROs9V6GJtZZDekfmK5cW6eupY2q0q7MjfPZc0cCJEArwHrLLEObdU8aETLSSRKZuQgVL5H0/s1600/CojeNhCWIAAg5FC.jpg-large.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkhtigL-74d7j3zMUY-g-3BXfkwFmhIjyUN8v4h4hCpMooJ_u80EMqic7Hfk8pIRNv7VC6ROs9V6GJtZZDekfmK5cW6eupY2q0q7MjfPZc0cCJEArwHrLLEObdU8aETLSSRKZuQgVL5H0/s320/CojeNhCWIAAg5FC.jpg-large.jpeg" width="320" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Aquellas montañas son maravillosas, los paseos, la gastronomía, las personas que vas conociendo... Todo muy bonito, pero ahí me tenías a mí deseando regresar a la casa al atardecer para sentarme bajo los robles a leer.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b></b></span></div>
<a name='more'></a><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Como podéis imaginar, me duró un suspiro. Es curioso que un libro que en la primera página ya te dice más o menos cómo va a terminar consiga que te pongas un poco triste (incluso un poco de mala leche, lo reconozco) conforme vas viendo que te quedas sin páginas para seguir disfrutando.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Siguiendo mi costumbre de contar cómo me hacen sentir los libros sin reseñarlos, os cuento que me desconcertó un pelín el inicio. ¿Quién es ese Pierre que nos habla y por qué quiere contarnos cómo se conocieron Kate y Don? ¿Por qué me cuenta ya cómo son los personajes? Y encima, pasas la página y te encuentras con un Fragmento de la memorias de Willian Dorner, ¿y este quién es? En apenas treinta líneas repartidas en tres páginas, la autora te introduce temática, personajes, psicología de los personajes, tono; como ya he dicho, sabes desde el principio qué va a ocurrir y entre quién pero te engancha el cómo pasará, la forma de narrar y Kate. Mi Kate. Nuestra Kate, porque a estas alturas ya es la Kate de mucha gente, enamorados nos ha dejado a todos. Si el primer capítulo lo hubiera narrado Don no hubiera funcionado igual de bien, por muy interesante que sea Don, que lo es.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Y es que Kate es... deliciosa. Es como un pedazo de carrot cake. Y lo mejor de ella es que no lo sabe. Es etérea aunque carga con mucho peso encima. Es insegura para algunas cosas pero pisa fuerte. En fin, está llena de contradicciones. Ahora que escribo esto me está recordando al personaje Annie Hall. ¿Os acordáis de Diane Keaton en esa película de Woody Allen? He de reconocer que es una de mis películas favoritas y que estoy enamoradísima de la interpretación de Keaton, el personaje que crea es maravilloso. La volví a ver la semana pasada y después leí un poco sobre ella por la red y comprendí por qué me resulta un personaje tan auténtico pese a todas sus rarezas y excentricidades. Leí que el personaje y la historia está basada en la propia Diane y en la relación que terminaba entonces con Allen; Annie es Diane en un alto porcentaje. Annie Hall es insegura, muy insegura, y sin embargo eso no le impide ser ella cien por cien, con todas sus rarezas y manías; se come con patatas su nerviosismo y su inseguridad y es ella misma. Y Kate se parece un poco a Annie en eso. Y me encantan las dos.</b></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq20MOp43VEAy4U7pOTr9UzYbGN0OKPinQURzaa4NRLV6Ie_TJbocAtB7u7ZU0FRzkE0-vYSiaKcVwlWgA4acow8D4ljd0Lqhk5I3UhJINWUP1rMH8zXYvQB2Z0TFVbX34QYpPcKn2Va0/s1600/GAC_AnnieHall.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="244" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq20MOp43VEAy4U7pOTr9UzYbGN0OKPinQURzaa4NRLV6Ie_TJbocAtB7u7ZU0FRzkE0-vYSiaKcVwlWgA4acow8D4ljd0Lqhk5I3UhJINWUP1rMH8zXYvQB2Z0TFVbX34QYpPcKn2Va0/s320/GAC_AnnieHall.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;">Este es mi fondo de pantalla en el ordenador</span></td></tr>
</tbody></table>
<div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;">Pero no solo de Kate vive el libro. Los escenarios que crea Mónica, como la emisora de radio en la que la protagonista comenzará a colaborar, el bar escondido, o el jardín de su edificio, son lugares que te gustaría que existieran de verdad para poder visitarlos. Sobre todo, a mí me encantaría poder sentarme en ese jardín con una mantita y una gran taza de té caliente para releer la historia de Kate y Don. Aunque tampoco estaría mal tomar un vermut en el bar escondido mientras leo en el iPad las reseñas que nos regala Mónica en su blog <a href="https://serendipia-monica.blogspot.com.es/" target="_blank">Serendipia</a>.</span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;">Y, ya para terminar, de verdad, en serio os lo digo, no hay nada como las novelas de esta autora para alegrar el día más gris, os lo contaba ya en esta <a href="http://pasosliterarios.blogspot.com.es/2015/04/mi-lectura-de-hoy-un-hotel-en-ninguna.html" target="_blank">otra entrada</a> sobre su novela anterior, <i>Un hotel en ninguna parte</i>. <a href="https://www.amazon.es/s/ref=nb_sb_noss_2?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&url=search-alias%3Daps&field-keywords=m%C3%B3nica+guti%C3%A9rrez" target="_blank">Aquí las tenéis todas.</a></span></b></div>
<div>
<br />
<div>
<br /></div>
<div>
<br />
<br /></div>
</div>
Carmen Flordelíshttp://www.blogger.com/profile/05041186964217592004noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-1677269354379717871.post-31141207729730603492015-05-11T10:30:00.002+02:002020-02-18T17:50:04.315+01:00Mi historia con "Hombres buenos" de Pérez-Reverte.<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-kDxND5nw8sY32Mr9zT0QZWEDG5RzGCabZevjDU84BQB4LIdmjMed29idW_1fGPxJplOGvap8IGvFnxcBK_vUMy2RMSE7XbLPZbfaXJXixBV2k3dOX638lzTHMu_4xcDi1TmTIPaGfME/s1600/hombres+buenos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-kDxND5nw8sY32Mr9zT0QZWEDG5RzGCabZevjDU84BQB4LIdmjMed29idW_1fGPxJplOGvap8IGvFnxcBK_vUMy2RMSE7XbLPZbfaXJXixBV2k3dOX638lzTHMu_4xcDi1TmTIPaGfME/s320/hombres+buenos.jpg" width="180" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><a href="http://www.casadellibro.com/afiliados/homeAfiliado?ca=28545&idproducto=2800564" target="_blank">Hombres buenos </a></td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>No hace mucho que soy lectora de Pérez-Reverte, quizá cuatro o cinco años. Antes tan solo había leído "La piel del tambor" y uno de la serie de El capitán Alatriste: "El caballero del jubón amarillo".</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Un amigo me prestó "El asedio" y me sorprendió mucho esa forma tan directa de narrar, ese estilo suyo tan personal.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Así que cuando tuve noticias de que había publicado "El tango de la vieja guardia", me fui directa a la biblioteca a preguntar si ya lo tenían y me lo traje a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Y he de decir que, con esta novela, me enamoré como una tonta. Lo reconozco.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b></b></span><br />
<a name='more'></a><span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>"El francotirador paciente" me tuvo enganchada y me dejó atónita con un final que para nada me esperaba. Desde luego, no se parecía en nada a las novelas anteriores... Esa es una de las características de Pérez-Reverte, que cambia de piel, incluso muta, sin despeinarse.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>A "Hombres buenos" la estuve esperando como agua de mayo pero, jugando con mi propio deseo de hacerme con ella el primer día, me propuse esperar a comprarla en la Feria del Libro de Valencia, que comienza en día de Sant Jordi. Mientras llegaba ese día, la tuve en mis manos en un par de ocasiones, pero resistí la tentación de abrirla y echar un vistazo. Eso sí, vi todas las entrevistas que le hicieron al autor tanto en televisión como por internet.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>El deseo iba en aumento, cuanto más escuchaba a su autor hablar sobre sus motivaciones, su decisión de narrar la historia de una forma peculiar, sobre el canto a la amistad noble y sincera que subyace en cada página, más eternos se me hacían los días... Hasta que llegó el 23 de abril y nos fuimos a dar una vuelta por la Feria, y volví con él envuelto en una bolsa de papel. No os cuento lo desencajada que tenía la mandíbula de tanto sonreír.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Obviamente, comencé a leerlo inmediatamente, y allí estaba todo aquello sobre lo que había oído hablar a su escritor. Allí estaba efectivamente el narrador contando cómo descubrió en la Real Academia los volúmenes de la primera edición de la "Encyclopédie, ou dictionnaire raisonné" y que quería escribir una historia contando cómo llegaron hasta allí. Esa es una de las cosas singulares que podemos encontrar en esta novela, que nos cuenta dos historias: una es la historia del escritor que quiere narrar un acontecimiento histórico del que se siente orgulloso (del que todos deberíamos sentirnos orgullosos por lo que significaba en aquellos tiempos) y que nos irá contando cómo se documenta y cómo sitúa a los personajes o imagina las situaciones; la otra es la historia en sí, la aventura de aquellos dos académicos de la lengua que se jugaron el pellejo por traer las luces a una España donde la Inquisición seguía haciendo de las suyas.</b></span></div>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Pero (sí, hay un pero, como en toda historia de amor ciego), esa forma de interrumpir la historia de los académicos con la historia del escritor, me sacaba del embeleso... No conseguía engancharme a la novela como yo había esperado... y la decepción pretendía asomarse...</b></span></div>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Aunque no llegó a decepcionarme, ni mucho menos, porque esos dos académicos, esos dos personajes tan distintos pero tan parecidos en lo esencial, su integridad y amor por el conocimiento, consiguen que quieras beberte sus palabras. El bibliotecario, tranquilo, sin nada de mundo a sus espaldas, bueno como él solo, provoca ganas de abrazarle, así, directamente. Y el almirante, con su determinación y valentía, con sus ideas tan claras, más cristalinas que sus ojos acuosos, con su sentido de la justicia, de la primacía de la razón, con toda su sabiduría, hace que lamentes no haberle conocido en persona. Curioso me resultó, que en todo momento, cuando hablaba o actuaba el almirante, me parecía que a través de él hablaba el propio Pérez-Reverte.</b></span></div>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Fui leyendo y aquella sensación de que no terminaba de entrar en la novela ya se había desvanecido apenas al momento de nacer. Tengo que decir, que me parece absolutamente acertada la forma de narrar que ha elegido el autor: primera persona en pasado para el escritor, tercera persona en presente para el viaje de los académicos. Con ello consigue que los cambios de una historia a la otra los comprenda el lector de forma instintiva con apenas leer unas palabras.</b></span></div>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Y ahora, no me resisto a transcribir un párrafo que me dejó con la boca abierta, hasta el punto de leérselo en voz alta a mi pareja para que pudiera disfrutarlo también, para que entendiera por qué me parece tan grande este escritor.</b></span></div>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Página 524</b></span></div>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b><br /></b></span></div>
<blockquote class="tr_bq" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>"Por su parte, Pascual Raposo está decidido a facilitar los sobresaltos en cuanto le sea posible. Apoyado en el arzón de su caballo, con las solapas del capote subidas hasta las orejas y el sombrero calado hasta las cejas, el jinete solitario observa de lejos la berlina detenida ante la posada de Tartas. El sol se encuentra ya muy bajo, rozando el horizonte tras las nubes que se confunden en la distancia con los bosques que circundan el lugar, y las sombras empiezan a reptar por los campos grises enfangados de lluvia, alcanzando el pueblecito que se alza al otro lado del río, y del que ya sólo se distingue con cierta nitidez la torre aguzada de un campanario. Aquél es un terreno muy llano, próximo al cauce del Midouze, y la luz cenicienta del sucio anochecer, cribado de una llovizna fina e intermitente que lo empapa todo, moja el capote de Raposo, empapa el pelaje de su montura y <u>se refleja mercurial en los charcos</u> y rodadas paralelas, en los surcos dejados por el carruaje en el barro del camino; el mismo que salpica las patas del caballo fatigado y las botas del jinete."</b></span></blockquote>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Ese "se refleja mercurial" en medio de ese magnífico párrafo, ¿acaso no merece quitarse el sombrero?</b></span></div>
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<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace; font-size: large;"><b>Pues yo me lo quito y digo, muy sinceramente: "A sus pies".</b></span></div>
<br />Carmen Flordelíshttp://www.blogger.com/profile/05041186964217592004noreply@blogger.com1